Todos sabemos que los kilos de más son perjudiciales para la salud. Pero en estos últimos años se ha definido un nuevo concepto, muy importante, del que no se había hablado antes: el de la grasa visceral.
La grasa visceral es la que se deposita en el abdomen, alrededor de los órganos.
Esta acumulación de tejido adiposo provoca una serie de trastornos que van más allá de un simple problema estético y que según expertos, el exceso de grasa abdominal es el origen del llamado síndrome metabólico. Ya que en muchos casos, primero se padece obesidad (se es “gordo”), posteriormente se altera el colesterol (sube el malo y baja el bueno), aumentan los triglicéridos, hay predisposición a la diabetes, sube la tensión arterial y se ponen en marcha fenómenos que incrementan la coagulación y producen inflamación de los vasos sanguíneos.
Pero, además, si se tiene en cuenta que la obesidad en sí está relacionada como hemos indicado con otros problemas, como la insuficiencia cardíaca, el accidente cerebrovascular o incluso la muerte súbita, el problema es aún más grave y mayor.
Históricamente, los médicos investigaron la relación entre el perímetro de la cintura y las enfermedades cardiovasculares. Los llamados “perfil de manzana y pera” fueron los elegidos para graficar en hombres y mujeres respectivamente la forma que adopta el cuerpo humano, tras el incremento de adiposidad abdominal.
En la actualidad, el foco de atención es la llamada obesidad visceral, que -se sabe- es perniciosa para la salud y que constituye un poderoso indicador de riesgo cardiovascular. Lo que en lenguaje popular se denomina “salvavidas”,"flotadores" o "rollos" requiere tomar medidas urgentes.