Estos síntomas son temporales, y pueden ser desencadenados por varios factores, por ejemplo:
• la realización de actividades que requieren de un esfuerzo físico, como subir escaleras o correr.
• situaciones de alto estrés emocional.
• exposición a temperaturas muy cálidas o frías.
En estas situaciones, la frecuencia cardíaca y presión arterial aumentan, lo que demanda al corazón de un mayor suministro de sangre y oxígeno, dado que las arterias coronarias de quien padece de insuficiencia coronaria no pueden satisfacer completamente el incremento de la demanda por parte del corazón y aparece la alarma, “el dolor”.
Los síntomas de la angina son muy similares a los de un infarto de miocardio, pero hay distinciones muy importantes entre las dos condiciones. Los síntomas de la angina se presentan brevemente y durante la situación que lo desencadena y se deben a una disminución parcial en el flujo de sangre al corazón; durante un ataque al corazón, el flujo de sangre a un sector del corazón se cesa por completo, los síntomas son más intensos y prolongados (mayor a quince minutos).
Estas manifestaciones relatadas son las típicas de la insuficiencia coronaria, pero también pueden aparecer cuadros atípicos, como ardores, molestias inespecíficas entre “el cuello y el ombligo” casi siempre relacionadas con el esfuerzo. Es por ello que cuando un dolor o molestia en el tórax, aparece con el esfuerzo o bien es prolongado (más de quince minutos) debe consultarse a la brevedad al médico para su adecuado diagnostico y tratamiento.